Al hilo de la entrada expuesta hace apenas unos días acerca
del manifiesto docente emitido por María Acaso, en las líneas siguientes haré
mención al capítulo 3 “Clasificación de los Terrores visuales” escrito por esta
profesora y que pertenece libro Esto no
son las Torres Gemelas. Cómo aprender a leer la televisión y otras imágenes, que
vemos en el margen derecho.
Aproximadamente 800 imágenes diarias pueden consumir una gran
ciudad, entonces ¿por qué apenas nos preocupamos por la cultura visual? ¿por
qué hay tan pocas investigaciones acerca del efecto que hacen las
representaciones visuales en nosotros?.
Este libro puede ser tomado como estudio y análisis de las
imágenes que a diario se nos presentan. Nos puede hacer desconfiar sobre el
mensaje que nos intentan transmitir y aprender que “ no es oro todo lo que
reluce”, sino que debajo de esas representaciones visuales se esconden mensajes
ocultos que intentan hacernos cambiar nuestro modo de concebir la realidad.
Por lo que he podido apreciar, el libro se divide en cuatro
artículos en los que la autora parte del análisis de los mundos visuales y la
cultura visual hasta llegar a definir el concepto de “metanarrativa visual”,
que no es más que aquellos mensajes trasmitidos mediante el lenguaje visual por
los que ostentan el poder y que tienen
como finalidad obligarnos a tomar decisiones ante determinadas situaciones de
la vida, de manera inconsciente.
En esta entrada me centraré en el capítulo tercero del libro
“Esto no son las Torres Gemelas”, en el que María Acaso dedica unas páginas al
estudio de las diferentes metanarrativas visuales que a día de hoy existen,
llamados como Terrores Visuales.
En el artículo que tiene como título “Clasificación de los
Terrores Visuales” la autora distingue tres tipos de terrores visuales, que en esta entrada y en entradas posteriores iré explicando.
De momento en estas líneas que siguen a continuación me centraré en los terrores del cuerpo.
CLASIFICACIÓN DE LOS TERRORES VISUALES:
-
Los terrores del cuerpo
Terror
a ser viejo
Terror
a estar gordo/a
Terror
a los dientes perfectos
Terror
al pelo
Terror
a los genitales pequeños
Terror
a estar enfermo/a
-
Los terrores de clase
Terror
a no ir de marca
Terror
a no tener una casa como la de las revistas
Terror
a no tener una segunda residencia
Terror
a no poder ir de vacaciones
Terror
de no poder ver la película, serie, espectáculo de moda
Terror
a no ser deportista
Terror
a no estar tecnológicamente adaptado/a, a no estas localizable, a no estar
informado/a.
-
Los terrores culturales
Los
tres terrores: terror a no ser blanco/a, terror a ser negro/a; terror a ser
mujer; terror a ser homosexual.
Los
terrores políticos: terror a no ser occidental, terror al Tercer Mundo, terror
a ser inmigrante; terror a no ser pro EE.UU.; terror a no ser monárquico/a.
Los
terrores religiosos: terror a ser musulmán.
Como podemos ver los primeros, los terrores del cuerpo, tienen relación con alguna de nuestras partes
del cuerpo, que a través de la televisión, nos intentan hacer modificar por el
miedo a estar gordo/a, a envejecer, a tener los genitales pequeños y muchos
otros miedos que explicaré más adelante.
El segundo grupo de terrores visuales, los terrores de clase, no intentan
posicionar en un determinado grupo social, configurando nuestra identidad y
estatus.
Y por último, el tercer grupo de terrores visuales, los terrores culturales, que tienen más que
un interés comercial, un interés político y son creados por los Estados, los
partidos políticos y las religiones.
Antes de adentrarme más en profundidad en cada uno de los terrores visuales, es
necesario señalar que cada terror tiene
su contraterror, es decir
determinados artistas y colectivos han tratado de luchar contra las
metanarrativas que nos transmiten las estructuras de poder a través también del
lenguaje visual.
1. LOS TERRORES DEL CUERPO
Tal y como nos dice María Acaso, son los terrores visuales
más instaurados en nuestra sociedad y que a día de hoy están tomando una gran
fuerza.
Estos terrores son generados por las industrias más
importantes de nuestro sistema capitalista, por tanto tienen un efecto de
difusión enorme en nuestra sociedad. Este es uno de los motivos por los que
genere graves problemas como trastornos alimenticios como la anorexia y la
bulimia, o la depresión de personas mayores de sesenta años por sentirse
marginados ante una sociedad que sólo tiene en cuenta a los jóvenes.
También hay que decir que se trata de terrores bastante
nuevos y que se han visto fortalecidos por los avances producidos en el mundo
de la tecnología y, por tanto ,por su difusión a través de la televisión.
Terror a ser viejo:
El terror a ser viejo es uno de los más asentados en nuestra
sociedad, y que peor solución tiene. Si
nos damos cuenta las personas, que
pueden permitírselo, gastan una gran cantidad de dinero en cremas, tintes,
gimnasios, e incluso procedimientos quirúrgicos para aparentar ser más jóvenes
de lo que en realidad son.
El origen de este terror visual lo encontramos en los
sistemas de producción, ya que las empresas apuestan firmemente por una persona
joven ya que consideran que rinde más que aquellos que no lo son. Entienden
como joven a una persona que se encuentra en una franja que comprende desde los
20 años hasta los 35 años de edad.
Me resulta curioso cómo van cambiando los tiempos que
vivimos, hoy en día características físicas que denotan la edad como las canas
y las arrugas son consideradas como insultos cuando hace tan sólo unos años
eran signos de valores como la serenidad, la madurez, el aplomo..
El complot de Matusalén, es un libro escrito por Frank
Schirrmarcher en el que nos explica cómo paulatinamente la sociedad ha ido
adquiriendo miedo a envejecer, lo que denomina como “gerontofobia”, que supone
un cambio en el concepto de la vejez al pasar de ser considerada de un triunfo
ante la muerte a una lacra.
Es un libro muy positivo y motivador, que nos anima a no
perder nunca las ganas de vivir, ya que la vejez, nos dice, es una etapa que
dura la mitad de nuestra existencia, casi tanto como la infancia y la juventud
juntas.
Esta arma diseñada por el sistema capitalista es muy dañino
sobre un grupo concreto, las mujeres.
Fátima Mernissi, una de las autoras contemporáneas más preocupadas sobre
los problemas de las mujeres en la sociedad actual, nos dice las siguientes
palabras que,a mi juicio, me parecen muy reveladoras:
“si una comete la osadía de aparentar los cincuenta, o peor
aún, los sesenta, resulta simplemente inaceptable. Al dar la máxima importancia
a esa imagen de niña y fijarla en la iconografía como ideal de belleza, condena
a la invisibilidad a la mujer madura. Si una mujer aparenta madurez y seguridad
en sí misma y, por tanto, no se avergüenza de unas caderas anchas, se la
condena por fea”.
Desde el punto de vista de las representaciones visuales, el
terror a ser viejo/a se crea mediante el asesinato
visual, un término acuñado por María Acaso para referirse a la ausencia de
imágenes de viejos y viejas. Y si no reflexionemos ¿en cuántas portadas de
revistas, películas, anuncios publicitarios…aparecen personas de más de
cincuenta años?
Veamos cómo se nos presenta este terror visual:
Veamos cómo se nos presenta este terror visual:
Terror a ser gordo/a:
Prácticamente podríamos decir que se trata de una
metanarrativa transmitida a través del lenguaje visual que afecta al sector
femenino. A este terror visual se le unirá también el terror a ser vieja y el
terror a ser mujer.
Si nos paramos a reflexionar, nadie nos dice que tenemos que
usar una determinada talla o que debemos adelgazar para alcanzar tal talla, es
decir no hay un mensaje explícito, visible que nos diga que tenemos que tener
un determinado peso.
Estar delgada es algo que se nos ha trasmitido implícitamente
a través de mensajes siempre presentes ocultos y disfrazados en las
representaciones visuales que nos rodean.
Cuando en la televisión vemos imágenes de mujeres que
representan el modelo de belleza ideal, con la talla perfecta, solemos
sentirnos inseguras por no presentar en mismo aspecto que ellas. Esto es algo a lo que he hecho mención en una
entrada anterior titulada como “la mujer
y la publicidad”.
La difusión tan sútil pero a la vez tan dañina de esta
metanarrativa podría compararse con las normas islámicas, es decir, la
obligación de llevar burka o velo es algo explícito, reflejado en algún sitio
para su cumplimiento, pero sin embargo la norma de usar la talla 38 es
implícita, invisible, no está escrita en ningún sitio, pero tiene igual o mayor
magnitud que la norma islámica.
Esta metanarrativa hace que nos sintamos feas, deprimidas, es
decir, nuestra propia autoestima se ve resentida, y eso hace que nos queramos
menos a nosotras mismas, especialmente ocurre en las mujeres jóvenes.
Parece que la sociedad camina hacia un único modelo de
belleza, en el que todas seamos iguales: seamos altas, delgadas, con el pelo
largo, y a poder ser, rubio.
Este terror visual no sólo afecta a los aspectos físicos y
personales de las mujeres, sino también a su ámbito laboral, ya que estas
representaciones visuales de la mujer paralizan sus posibilidades de llegar al
poder, y aquellas que lo consiguen deberán luchar día a día porque serán
continuamente analizadas.
Potencia el consumismo de muchas mujeres que se encuentran
insatisfechas por su cuerpo: gimnasios y la industria del pseudo deporte;
productos para adelgazar; cirugía estética; industria de la moda…
Este terror visual ha tenido tanta difusión que ha llegado a
causar efectos en una etapa determinada de la mujer como es el embarazo y el
posparto. Cada vez son más las modelos y actrices, llamadas comúnmente como celebrities que pasan directamente del
paritorio al quirófano para no dejar rastro de las consecuencias visuales del
parto. Y lo peor de todo es que estos comportamientos repercuten en la vida de
mujeres reales, formando lo que se denomina como terror a estar embarazada.
Finalizo esta metanarrativa diciendo que son las revistas
femeninas las principales difusoras de estas representaciones visuales.,
manifestando cómo cada vez más mujeres se someten a la fertilización in vitro o
contratan vientres de alquiler para evitar que su cuerpo se vea modificado por
el parto.
Terror a no tener los dientes perfectos:
Uno de los aspectos que más me llamó la atención de este
artículo debido a su claridad y realidad es el siguiente, los dentistas no son
considerados como el resto de los médicos y forman un lobby (colectivo con
intereses comunes)aparte que no cubre la asistencia sanitaria del Estado.
Hoy en día son considerados como cirujanos plásticos, no son
médicos realmente, sino que son empresarios que tienen un negocio y cuya
prioridad es ganar dinero. Me parece
lamentable que personas como los dentistas que en un primer momento son
considerados como médicos que ayudan al paciente, se conviertan en empresarios
con el objetivo de llenarse los bolsillos.
Para que cada vez más personas acudan a sus clínicas deben
valerse de anuncios publicitarios en los que se refleja personas con unos
dientes perfectos, con el objetivo de que la gente se encuentre insatisfecha
con su dentadura.
Quiero señalar como aspecto curioso que hoy en día se está
poniendo de moda las mujeres que tienen los dientes separados, lo que me lleva
a preguntarme ¿veremos en nuestras pantallas a mujeres que muestran sus dientes
separados? ¿cambiarán su dentadura aquellas chicas que han conseguido ahora
unos dientes perfectos?.
Terror al pelo:
En este apartado señalaré dos grupos diferentes a los que
afecta este terror visual desde diferentes perspectivas, como son los hombres y
las mujeres.
Comenzaré señalando el caso de las mujeres. Una de las torturas a las que siempre se ha
sometido la mujer es el momento de la depilación. ¿ qué tire la primera piedra
aquella mujer que no ha tenido miedo al vello en piernas o en otras zonas? Y es
que en Occidente es inconcebible una mujer atractiva que no esté bien depilada.
Como se dice en el artículo puedes ser
joven, delgada, tener los dientes perfectos, pero si tienes pelos en las
piernas sospecharán de ti.
Este terror visual a tener pelo en las diferentes partes de
nuestro cuerpo está contribuyendo a generar grandes sumas de dinero para el
sistema capitalista, mediante negocios como la decoloración, la depilación con
cera, espumas, geles, así como la industria de las depiladoras eléctricas. Desde
hace tiempo se ha puesto muy de moda la depilación por láser, sin mencionar los
efectos secundarios que ésta tiene.
Una vez más, son las revistas femeninas las que potencian
este terror.
En la foto de la derecha podemos ver una anuncio de una marca muy conocida dedicada al cuidado de la piel, especialmente de la mujer, llamada "Veet", que ha alcanzado un gran éxito entre las jóvenes.
Otro terror que afecta a la mujer es el terror al pelo corto,
muy vinculado este tipo de corte con la masculinidad. Las mujeres tienden a
desear una cabellera larga y abundante y esto requiere perder tiempo y dinero
en productos de belleza dedicados a ello como champús, mascarillas
revitalizantes, peluquerías….
Algunas de las marcas con más influencia hoy día en el
cuidado del cabello son:
Por otro lado, los hombres también sufren este terror visual
al pelo. Tienen miedo a estar calvo, un terror muy frecuente unido al de no ser
joven.
Los varones, aunque parezca mentira, también deben someterse
a la tortura de afeitarse continuamente para evitar el terror de la barba, muy
asemejado al mundo del Islam, donde llevar barba es un atributo religioso
musulmán.
María Acaso nos dice que hoy en día llevar barba es símbolo
de ser progre, comunista, artista raro, ecologista…cuando la barba en otro
tiempo era sinónimo de sabiduría y madurez. En este sentido, debo señalar que
los tiempos están cambiando y ahora llevar barba es una moda muy seguida por el
colectivo masculino, y para una gran mayoría de mujeres es de gran atracción ver
un hombre con barba.
Terror a los genitales pequeños:
Al igual que el terror anterior, hay dos versiones sobre esta
metanarrativa: la masculina y la femenina.
La versión femenina se centra en la tendencia a adquirir un pecho
voluptuoso y firme.
Nos encontramos en una sociedad donde se evalúa a la mujer
por el tamaño de sus pechos. Por ello cada vez son más las mujeres que se
someten a operaciones para agrandar sus genitales. Es curioso ver casos de mujeres extremadamente
delgadas con pechos de gran volumen.
La versión masculina
de este terror tiene que ver con el tamaño del pene. Siempre ha existido este
temor en todas las culturas, pero ahora más que nunca está alcanzando un valor
extraordinario en la sociedad actual. La razón es que ahora si existen
posibilidades de someterse a tratamientos de alargamiento de pene, y antes no.
Terror a estar pálido:
Otro de nuestros miedos es el estar pálido. Pasamos horas y
horas trabajando en oficinas, despacho o bien en casa, pero paradójicamente queremos
estar morenos.
Este terror genera multitud de industrias como las cremas, solárium,
o la industria del turismo.
Uno de los referentes más famosos de este miedo es Julio Iglesias, que nos hacen desear ese tono
de piel dorado.
Terror a estar enfermo:
Otro de los grandes miedos visuales de nuestra sociedad es
hacernos creer que estamos enfermos cuando en realidad no lo estamos. Estas representaciones
visuales son trasmitidas por las grandes multinacionales farmacéuticas.
Me parece un miedo visual que puede originar efectos graves
en aquellas personas a las que afecta.
En el artículo me llamó la atención la idea de que médicos y
empresas inventan o exageran riesgos sanitarios para aumentar el gasto en esta
industria mediante “el mito de las pacientes informados”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario