La entrada de hoy quiero dedicarla a mencionar la labor de
los docentes en el aula. ¿Creemos que estamos haciendo las cosas bien? Como
futuros maestros que vamos a ser debemos tener una actitud crítica hacia ello y
querer mejorar día a día la realidad de nuestras escuelas.
Hoy día creo que los docentes no están haciendo todo lo que
pueden por sus alumnos. Para muchos de ellos la docencia se ha convertido ya en
una rutina, en un ir a la escuela aguantar el “chaparrón” y de nuevo a casa, en
definitiva una obligación, si he dicho bien una obligación. Estas palabras
resuenan en mi cabeza con gran dureza, pero es la auténtica realidad presente
en nuestro sistema educativo.
Cada vez es más frecuente oír a profesores frustrados que no
saben cómo enseñar a sus alumnos, o padres que se quejan del volumen de tareas
de sus hijos, o que suspenden asignaturas o ,peor aún ,que no están aprendiendo
nada en tal asignatura.
Siempre he tenido gran afición a Mafalda, por ello quiero
presentar unas escenas de ésta misma que pueden resultar cómicas y graciosas
pero que en su interior guardan un profundo mensaje, relacionado con estas
palabras que estoy escribiendo.
Nos empeñamos en que nuestros alumnos aprendan conceptos de
memoria. Actuamos en cierto modo como “sargentos” que pedimos, o mejor dicho
que exigimos, que tal conocimiento sea memorizado para tal fecha en la que se
hará el examen. Pero parémonos a reflexionar ¿de verdad creemos que esto sirve
de algo? Y lo que es más importante, ¿los alumnos están aprendiendo de una
manera significativa?. La respuesta a ambas preguntas es NO. Ninguno de
nuestros alumnos está aprendiendo, simplemente están reteniendo cosas en la
cabeza que han aprendido de memoria porque al fin y al cabo es eso lo que les
pedimos. De hecho la palabra aprender y memoria no deberían ir juntas, porque
no creo que deban tener relación.
Sé que puede resultar de tremendo impacto estas palabras,
pero es que yo misma he sido consciente de ello y he tenido esta
experiencia. No debemos desperdiciar el
tiempo en la escuela en conceptos memorísticos que días después olvidaremos.
Creo que hay cosas verdaderamente importantes que a veces olvidamos en la
escuela, como por ejemplo la inteligencia
emocional.
¿Qué es la inteligencia emocional?.
Una definición de inteligencia emocional puede ser la siguiente: la inteligencia emocional consiste en una serie de actividades que sirven para apreciar y expresar de manera justa nuestras propias emociones y las de otros y para emplear nuestra sensibilidad a fin de motivarnos, planificar y realizar de manera cabal nuestra vida.
La inteligencia emocional es un término que me ha llamado realmente la atención. La primera vez que tuve contacto con éste me encontraba realizando Pedagogía y un profesor en su asignatura llamada Orientación Educativa comenzó a explicarnos este concepto. Me resultó tremendamente interesante el concepto, y pensé que es una palabra que no estamos acostumbrados a oír habitualmente en nuestro día a día pero que en realidad tiene un peso importante en nuestra sociedad.
Volviendo al tema que abordo en esta entrada, a mi parecer la
inteligencia emocional es un concepto que olvidamos en las escuelas. Desde
pequeñitos debemos aprender a transmitir nuestras emociones y ,sobre todo, a
saber interpretar las de otros. Pero nadie nos enseña en esta labor.
Curiosamente el curso pasado tuve la oportunidad de realizar
un curso sobre inteligencia emocional. En él, la profesora nos enseñaba a cómo
canalizar nuestras emociones, y especialmente transmitirlas a nuestros
compañeros para que ellos entiendan lo que sentimos. Yo misma cuando tenía que
expresar a los demás algunos sentimientos o emociones que experimentaba hacia
ciertas situaciones de mi vida me daba vergüenza y no sabía bien la manera de
expresarlo.
Nos encontramos en una sociedad en la que sólo importa el
trabajo, la rutina, el ajetreo, los conocimientos teóricos…pero ¿qué ocurre con
las emociones? ¿acaso no tienen importancia en la vida?. A mi juicio sí que
tienen importancia y más de lo que pensamos. A veces nos encontramos en
situaciones de la vida duras en las que no sabemos cómo reaccionar o cómo
consolar al que está a nuestro lado o simplemente no sabemos calmar nuestra ira
o rabia hacia ciertos acontecimientos que nos ocurren.
Las personas no sólo somos seres humanos llenos de
conocimientos. En nuestro ser también habitan las emociones. De hecho ocupan un
lugar realmente significativo. En la siguiente imagen se puede ver una
explicación visual sobre la inteligencia emocional.
La inteligencia emocional nos permite tomar conciencia de
nuestras emociones, comprender los sentimientos de los demás, tolerar las
presiones y frustraciones que soportamos en el trabajo. Acentuar nuestra
capacidad de trabajar en equipo y adoptar una actitud empática y social, que
nos brindará mayores posibilidad de desarrollo personal.
Esto es lo que nos dice Daniel Goleman en su libro
“Inteligencia Emocional”. En este libro Goleman presenta una teoría
revolucionaria que ha hecho tambalear los conceptos básicos de psicología que
han dado prioridad al intelecto.
Os invito a que le echéis una ojeada, porque me parece un
tema realmente interesante y que no sólo nos sirve a nivel profesional en
nuestra tarea docente, sino a nivel personal en el sentido de aprender a
canalizar nuestras emociones y poder vivir más saludablemente.
Para aquellos
profesores que se encuentren frustrados porque no saben cómo llegar a sus
alumnos, o aquellos padres que no entienden a sus hijos,o incluso aquellos
hijos que se sienten incomprendidos por sus padres, la inteligencia emocional
puede ayudarles. Desde mi punto de vista se trata de mejorar la salud, la salud
psíquica.
Finalizo la entrada exponiendo una de las frases célebres de Daniel Goleman, promotor como ya he dicho anteriormente de la inteligencia emocional:
"Las lecciones emocionales, incluso los hábitos más profundamente incorporados del corazón, aprendidos en la infancia, pueden transformarse. El aprendizaje emocional dura toda la vida."
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